Todo sigue moviéndose desde el día uno. No paran de salir cosas, ni yo de hacerme preguntas. Sobre todo una: ¿Y ahora qué? ¿Qué hago yo con todo esto? ¿Hacia dónde me dirijo?.
Sigo pensando que me encantaría escribir mi historia. Seguir adelante. Compré una libreta con ese fin, con el fin de encontrar la manera de hacerlo. Aunque creo que he de empezar para encontrar la manera. No sé si me explico.
Picasso decía que la inspiración llega trabajando. Yo quiero tenerla antes de trabajar. Es como si quisiera tener en mi cabeza el formato final sin ni siquiera haber empezado. Supongo que a esto le toca simplemente comenzar con ello, como si de un nuevo proyecto se tratase. Como Metanoia, que se transformó y se transformó hasta salir. Fui viéndolo en el camino.
Quizás comenzar por esa primera idea de sacar todos mis diarios y ponerlos encima de la mesa. Misma fecha, diferentes años. Cada día un día, cada día una página y ya veré por dónde sale.
Llevo mucho tiempo sin hacer fotos por placer. Todo ha sido una necesidad interna o externa. Espiritual o material. He olvidado el placer de hacer fotos por hacer. Sin buscar nada, encontrando todo.
Ayer tuve un momento de esos de iluminación. Llevo retirada del amor desde hace tres años. A aquellos que se han interesado por mí les he cerrado las puertas. A aquellos que no se han interesado, los he perseguido. Voy confusa. No sé como se hace eso de atreverse y cuidarse a la vez. Al menos en el tema de los hombres.
Me hubiera encantado que él no hubiera aparecido en este diario nuevo, pero es imposible. No dejo de tenerlo en la cabeza, no deja de ir y venir. Y aunque ya tomé la decisión de que provenía de mi parte traumática, no soy capaz de soltarlo. Siempre me imagino en una conversación con él, en llamarlo de nuevo, en escribirle de nuevo. Supongo que hay algo que solucionar, algo que cerrar.
Le pido al Universo encontrármelo. Quiero que todo se quede atrás, donde tiene que estar, pero eso sí, tal y como tiene que estar: cerrado. Me he dado cuenta de que todo eso me da paz. Cerrar capítulos me da paz. Y aunque voy cansada, tengo esa sensación de que no quiero parar hasta terminarlo, Y me pierdo, porque ya no sé si es una necesidad o una exigencia. Aún hay veces que me cuesta diferenciarlas.